Estamos casi por finalizar un año más, y muchos comienzan a evaluar cómo ha sido este 2024. Sin duda alguna, hemos experimentado tanto momentos agradables, como desagradables. En este artículo, la Dra. Gabriela de la Cruz, docente de la Escuela de Psicología de la UIDE recomienda cómo se puede manejar la ansiedad y la depresión que puede surgir en este momento. 

De manera general, este 2024 ha sido un año difícil para los ecuatorianos, el país continúa atravesando varios desafíos a nivel económico, político, ambiental, energético, entre otros. Desde nuestra individualidad, debemos reconocer el significado que tienen estas festividades, y como resultado de esa introspección mucha gente puede experimentar sentimientos de ansiedad y depresión, por no cumplir objetivos, por tener dificultades económicas (gastos de regalos o celebraciones), por personas que salieron de nuestra vida, y entre muchas otras cosas más, por la presión implícita de “un nuevo año”. 

Para la experta, es importante que las personas se den cada uno un lugar y un espacio personal para gestionar dichas emociones de ansiedad y depresión, la importancia de hablarlas con alguien de confianza o con un profesional de la salud mental. Cada vez más la idea de “el buscar apoyo, como un acto de amor propio” se emplea para crecer y por tanto, este tiempo es la oportunidad para poder buscar bienestar emocional, como la clave que resignifique el sentido de esta navidad y fin de año. 

Así mismo, es muy valioso el poder descansar y tener más tiempo de autocuidado a través de actividades como la alimentación equilibrada, comer rico (golosinas), pero también dar espacio a una dieta saludable, dormir, ver películas y series que nos han recomendado, visitar a alguien que queremos pero que por nuestras ocupaciones no hemos podido, limpiar y desocupar nuestro armario de ropa y calzado que ya no usamos, de esa forma también se armoniza el espacio personal.

Finalmente, es fundamental abrazar con amor y autocompasión el presente, buscar la calma de esas emociones con lo que esté a nuestro alcance, y si no lo está, pensar en que podemos regalarnos y regalar paz. La paz como un estado de bienestar que no se compra con dinero, si no que está en comunión con la salud física, mental y espiritual. Todo implica un proceso, en que cada uno tiene el suyo, y si este no fue un día o un año bueno,  seguramente nos espera uno mejor.