En los primeros días del lanzamiento
de las redes 5G, los operadores tenían razón al promocionar la
eficiencia de las redes y el hecho de que la red 5G es hasta un 90% más
eficiente que la red 4G. Esto es cierto e importante, pero es solo parte
de la historia. Cada vez que veo información repetida, me preocupa que
nos olvidemos del cuadro más general —y el más problemático—.
A pesar de su notable eficiencia por gigabyte, las redes 5G siguen consumiendo más energía que sus 4G predecesoras. Y esta es la razón: la red 5G requiere más sitios; estos sitios dependen de equipo de TI que consume más energía y necesita enfriamiento, y las aplicaciones mejoradas que la red 5G permite generan más tráfico.
Este último punto es importante y a menudo pasa desapercibo en los debates sobre los inminentes desafíos energéticos de la red 5G. Los pronósticos actuales sugieren que el tráfico de datos aumentará casi cuatro veces para 2025 y generará un incremento general en el consumo energético de la red del 150-170%.
Los operadores de telecomunicaciones saben que esto se está volviendo realidad — el 94% lo confirmaron —, pero, hasta la fecha, la prioridad ha sido el lanzamiento de estas redes tan rápido como sea posible. IHS Markit estima que, para el año 2035, la red 5G generará $13.2 trillones en producción económica mundial, así que el afán por implementarla es comprensible. Sin embargo, el problema energético es real y al tomar en cuenta que el 92% de los costos operativos de la red recaen en el mconsumo energético, las compañías de telecomunicaciones deberían dar prioridad a medidas de ahorro energético lo antes posible.
No existe una solución mágica para reducir el consumo energético de la red 5G, pero hay medidas que los operadores pueden adoptar para disminuir la potencia utilizada y sus facturas eléctricas. Pueden comenzar por aquí:
A pesar de su notable eficiencia por gigabyte, las redes 5G siguen consumiendo más energía que sus 4G predecesoras. Y esta es la razón: la red 5G requiere más sitios; estos sitios dependen de equipo de TI que consume más energía y necesita enfriamiento, y las aplicaciones mejoradas que la red 5G permite generan más tráfico.
Este último punto es importante y a menudo pasa desapercibo en los debates sobre los inminentes desafíos energéticos de la red 5G. Los pronósticos actuales sugieren que el tráfico de datos aumentará casi cuatro veces para 2025 y generará un incremento general en el consumo energético de la red del 150-170%.
Los operadores de telecomunicaciones saben que esto se está volviendo realidad — el 94% lo confirmaron —, pero, hasta la fecha, la prioridad ha sido el lanzamiento de estas redes tan rápido como sea posible. IHS Markit estima que, para el año 2035, la red 5G generará $13.2 trillones en producción económica mundial, así que el afán por implementarla es comprensible. Sin embargo, el problema energético es real y al tomar en cuenta que el 92% de los costos operativos de la red recaen en el mconsumo energético, las compañías de telecomunicaciones deberían dar prioridad a medidas de ahorro energético lo antes posible.
No existe una solución mágica para reducir el consumo energético de la red 5G, pero hay medidas que los operadores pueden adoptar para disminuir la potencia utilizada y sus facturas eléctricas. Pueden comenzar por aquí:
- Utilizar equipo de alta eficiencia: Parece obvio, pero vale la pena repetirlo. Reemplazar los sistemas de potencia de CD existentes con modelos modernos y de alta eficiencia puede mejorar la eficiencia energética en un 5-6%. Las decisiones de aprovisionamiento en cada actualización de sitios 5G o las nuevas implementaciones deben realizarse con la eficiencia energética en mente.
- Aprovechar los recursos para la eficiencia energética: Por lo general, el equipo moderno incluye modos de ahorro de energía y funciones que suelen ignorarse. Por ejemplo, los sistemas de potencia de CD son más inteligentes y capaces de una gestión energética más avanzada que los sistemas más antiguos, pero los operadores suelen ser pasar por alto estas capacidades a favor de una operación estática.
- Reconsidere las casetas y los gabinetes: Los sistemas de TI son omnipresentes en todas las redes 5G, pero estos sistemas generadores de calor han sido diseñados para centros de datos y entornos climatizados similares. Los entornos de telecomunicaciones tradicionales no son compatibles con la TI, pero los gabinetes modernos más pequeños han sido diseñados para proteger los equipos sensibles de los elementos y pueden contar con tecnologías adaptadas a cualquier ubicación.
- Haga la transición a baterías de iones de litio: Las baterías de iones de litio son más pequeñas y pueden operar a mayores temperaturas que las baterías de plomo-ácido con válvula reguladora (VRLA), lo cual reduce la energía necesaria para el enfriamiento. Desde una perspectiva más holística, las baterías de iones de litio con sistemas de gestión inteligente de las baterías permiten el control de picos y otras estrategias de gestión de la energía similares. Además, debido a que tienen una mayor duración que las baterías VRLA, las baterías de iones de litio reducen las necesidades de monitoreo y reemplazo, los desplazamientos y los costos, así como las emisiones de dióxido de carbono (CO2) asociadas a estas actividades.
Estas son estrategias que los operadores pueden establecer para reducir el consumo energético y los costos de forma inmediata, pero seamos claros: estas medidas por sí solas no disminuirán los aumentos relacionados con la implementación de la red 5G. En última instancia, la esperanza es que el incremento en la velocidad y el ancho de banda de la red 5G permita que los usuarios puedan identificar y adoptar medidas drásticas de ahorro energético en todos los ámbitos de la vida. Este concepto y todas las medidas de ahorro energético mencionadas anteriormente se analizan con mayor detalle en un artículo reciente de Vertiv y STL Partners, ¿Por qué la gestión de energía es crítica para el éxito de la 5G?